Reflexiones de una mujer moderna por Anabel Hernández

Reflexiones de una mujer moderna por Anabel Hernández

Ésta es la cuarta vez que empiezo a escribir éste post. No quiero explayarme, no quiero hacer una entrada emotiva ominuciosamente detallada y eso es lo que no pude lograr en los tres anteriores. Si fueron leyendo mi blog mas o menos pudieron seguir nuestra búsqueda de un hijo, nunca me explayé mucho pero mas o menos se puede seguir cronológicamente lo que fue pasando. Si lo leíste tenés un 10! y mis mas sincerascondolencias por tanto tiempo perdido leyendo éste blogcitopedorro y sino lo leíste es una buena oportunidad para empezar.

Quince días después de un segundo tratamiento porinseminación en septiembre del año pasado, un lunes después de trabajar compré un test de embarazo.
Llegué a mi casa, no voy a negar, con muchísimas esperanzas como había tenido desde el momento que el médico me realizó el procedimiento. Me había propuesto tener una actitudcompletamente positiva, a diferencia de la primera vez que no había podido dejar de pensar un instante que no iba a funcionar.

Hice el test y lo apoyamos en la mesita ratona del living a esperar el resultado pretendiendo que nos ocupábamos de ver un proyecto que estábamos diseñando en la computadora. Después de esperar los minutos que el prospecto detallaba le pedí a mi marido que mirara cuantas rayitas había. No quería ser yo la que volviera a dar una mala noticia una vez mas.
Tomó el test y lo miró tratando de entender que era lo que veía. Creo que era la primera vez que tenía que analizar el resultado.

-Hay una rayita mas gruesa y después hay otra al ladoclarita– me dijo con duda y sin saber realmente que significaba lo que estaba viendo

Abrí los ojos como platos y en un milisegundo le saqué el famoso palito de la mano.

Y ahí estaban….las dos rayas que tantas veces había esperado, adelante nuestro y parecía tan fácil.

La miramos en todos los ángulos posibles para no incurrir en errores, la acercamos a la lámpara, la alejamos, la llevamos a otra luz. No había duda.

No puedo describir la alegría que teníamos. Es una felicidad con miedo. Miedo a que sea un sueño, a estar viendo mal, a creer algo que no parecía posible.

Al otro día llamé a mi médico para contarle que habíamos tenido éxito, quería compartir con él, el factor casi diría fundamental de mi felicidad, que había salido bien.
Lamentablemente ese día él no iba pero eso no fue lo peor, sino que su secretaria, que siempre, no sé por qué, necesitan saber para qué llamás, me dijo, al yo contarle la buena nueva, que no me hiciera ilusiones aún porque podía ser un falso positivo por la medicación.

Imaginen mi angustia y mis nervios. Ésta mujer, a pesar de que el médico me había dicho que me hiciera el test a los quince días, me tiraba abajo con semejante comentario. Pasé dos días horribles, temblando ante la posibilidad de que todo al fin sí fuera un sueño hasta que estuvo el resultado delanálisis de sangre y todo estuvo confirmado. La odié, no saben como, más cuando le conté al médico y me dijo que si el test había dado positivo era positivo, que no había dudas.
Los miedos por supuesto no terminaron ahí, a la semana, en la primer ecografía se veía el embrión pero el corazón aún no latía. Aunque en un primer momento el médico dudó y hasta nos dijo que teníamos que ser cautos, después de sacar cuentas terminó diciendo que nos quedáramos tranquilos, que sólo había que esperar un poco más. No necesito decir que casi no pude respirar hasta que no  ese porotito latiendo a mil por hora.

A las siete semanas, tal vez un poco temprano todavía, se lo comunicamos en una cena a nuestros padres. Fue muy emotivo y lo gracioso era que todos decían “ya sabíamos!!!!!”, ni hablar de que aunque nunca nos habían dicho nada, ni nos habían presionado con el tema de los nietos, nos contaron que le habían pedido a todos los santos que hicieran el milagro, hasta mi mamá tenía una foto en Sierra de los padresponiéndole un pañuelo a la virgen de Lujan.

Al día de hoy, después de varios meses ya, los miedos no se van, cada dolorcito o sensación rara despiertan los temores escondidos pero nada opaca la sensación de completitud que sentimos cada vez que nos imaginamos nuestro futuro con nuestro hijo, o vemos en una ecografía ese cuerpitototalmente formado moviendose en la pantalla.

No creo poder contar con palabras lo que siento pero quería compartir con ustedes , que dedicaron unos minutos preciosos de su vida a leer las tonterías que puse en este tiempo, ésta felicidad que me embarga.Gracias!

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